Nacemos, crecemos, perdemos la
inocencia y morimos.
Soñé con un mundo en el que la gente
disfrutaba del papel y el caos que puede contener, incluso vivían y
morían por él. Esos pequeños papeles contenían la mejor de las
novelas, la más bella poesía e incluso un pedazo del sentido de
nuestra vida. La gente dedicaba los buenos días, incluso las buenas
tardes y, los más afortunados, las buenas noches, para conseguir
acumular más y más pedazos impregnados de letras. Cuando lo tenían
en sus manos, incluso en sus bolsillos, reían con él, lo celebraban
e incluso lo canjeaban para el deleite de sus cinco sentidos. Pero
cuando ya no quedaba; lágrimas. El hueco que dejaba en sus vidas se
llenaba de plegarias, de gritos, de sufrimiento. Todo perdía el
sentido.
Un día soñé con un mundo en el que
la gente disfrutaba del dinero. Y qué desgracia.
Acabo de caer rendida a cada palabra que escribes..
ResponderEliminarMuchas gracias, Laura. En twitter escribo más tonterías del estilo, siempre y cuando tenga tiempo, claro está.
EliminarUn saludo y un beso.
Triste pero genial.
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