jueves, 2 de mayo de 2013

La misma historia de siempre, pero un poco más muerto.


Qué bonito es abrir los ojos en la madrugada y estar acompañado por unas preciosas curvas. Sí, me refiero al tazón de leche que me olvidé de fregar ayer.
En realidad no, no es bonito. Y sí, la historia es cíclica, pero nosotros aún más.
¿Que qué quiero decir con esto? Somos felices con lo que creemos tener, acabamos dándonos cuenta de lo que realmente tenemos, lo dejamos marchar y, luego, comprendemos que lo que teníamos era todo lo que necesitábamos.
Y ahí estaba yo, contemplando el tazón de leche y pensando en lo mucho que echaba de menos tener al amor a mi vera. Añorando a todas y cada una de las mujeres que pasaron por mi cama, o mi ascensor, o mis escaleras, o por donde quiera que fuera que hiciéramos y deshiciéramos el amor.
Son tiempos difíciles para un tío tan ciego como yo, que se enamora a primera vista de la mujer que parece tener la vida más ardua del vagón.
Sí, adoro a la gente con una vida compleja. Ante todo, somos nuestras circunstancias, y la gente de circunstancias sencillas aburre.
Fuera lo que fuera, este era el principio de la misma historia de siempre, pero un poco más muerto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario